miércoles, setiembre 8

Carpas

Este sábado iré a ver "Quidam" del cotizado Cirque du Soleil con espectativas gigantes. Pero esto me recuerda que cuando yo era pequeño, uno no se hace el muy electivo para ir a espectáculos familiares.
Estoy seguro que mi primer contacto con el circo, esa carpa sucia pero colorida, llena de payasos y malabaristas, de leones y elefantes, fue en Chiclayo de pequeño. Como ya deben saber, hasta el cansancio, soy de Chiclayo y allí los circos que llegaban eran humildes. Muchas veces con nombres estrambóticos, pero circos accesibles, pero en el fondo, es lo que había y era suficiente para entretenerme.
Mi mejor recuerdo es que una vez fue a Chiclayo, y esto es muy raro, un espectáculo de "Los Picapiedras On-Ice". Ese tipo de espectáculos que vienen con merchandising oficial, gaseosas en ostentosos vasos con publicidad, etc. Fue inolvidable, la verdad es que no recuerdo el show, más recuerdo el hecho en sí de la carpa o el merchandising, pero el hecho de algo más elaborado al circo raquítico y silvestre al que estaba acostumbrado me marcó.
No volvió a llegar otro espectáculo de ese tipo, a pesar que tuve noticia de que en Lima habían traido a "Disney's Aladdin On-Ice" (o eso me hicieron creer).
En Lima todo era diferente, más elaborado y caro. Pero eso no hacía que una vez al año, en Julio -fiestas patrias, la época de los circos- mis padres nos llevaran a algún circo, como "El Circo de los Hermanos Fuentes Gasca", "El Circo del Señor Barriga" o hasta el "Circo de Parchís". Luego los circos perdieron su brillo, más veníamos a Lima de shopping que para otra cosa. Y llegamos a esta semana, a pocos días de ir a "Quidam", con las espectativas por los cielos y muchas ganas de ver un circo de verdad

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